Padre Ángel Pizarro asumió como Párroco en la iglesia Cristo Resucitado de Tierras Blancas

La tarde de este jueves 2 de febrero, la comunidad parroquial “Cristo Resucitado” de Tierras Blancas, en la comuna de Coquimbo, dio la bienvenida a quien desde ahora asume el servicio de párroco en el sector, Padre Ángel Pizarro Chirino, en la Eucaristía que presidió el Arzobispo René Rebolledo Salinas.

“Hay un ambiente de mucha alegría. Por una parte manifestada en la gratitud al Padre Juan Alvarado y el servicio que prestó durante largo tiempo en el sector, gesto muy emotivo que permitió percibir el afecto que la comunidad tiene hacia él. Igualmente, se expresó de similar forma al iniciar este tiempo nuevo que me corresponde acompañarlos y en el que, guiados por el Papa Francisco, pretendo trabajar en potenciar la vida de la comunidad, como una experiencia de anunciar a Jesucristo”, destacó el Padre Ángel, quien además mantendrá su servicio de párroco en la parroquia “San Juan Bautista” de Coquimbo.

Cabe destacar, que en ambas comunidades contará con la colaboración de dos Vicarios Parroquiales, que servirán indistintamente, pero principalmente en el sector San Juan el Padre Renato Riveros y en Tierras Blancas el Padre Amilcar Mora.

Al finalizar la celebración, Eduardo Arias en representación del Consejo Pastoral Parroquial, agradeció al Padre Juan Alvarado, quien por 6 años los acompañó pastoralmente, expresando que “en los tiempos más difíciles de la pandemia no nos abandonó. Al contrario, estuvo siempre con nosotros, a los que perdimos un familiar nos apoyó, nos consoló sin importar si era cerca o lejos, donde tenía que ir solo acudía al llamado de su pueblo, a pesar del cansancio. Fuiste el samaritano que se detuvo y ayudó, gracias porque se hizo uno con nosotros, con la sencillez y alegría que le caracteriza”.

Además, dieron la bienvenida a los sacerdotes que los acompañarán desde ahora, agradeciéndoles “por querer ser parte de nuestra familia de la Parroquia Cristo Resucitado, nos comprometemos a apoyarlos y trabajar juntos desde la misión que el Señor nos ha encomendado a cada uno de nosotros y sobre todo tenerlos presente cada día en nuestras oraciones, para que el Espíritu Santo sea quien guie sus pasos”.